miércoles, 27 de febrero de 2019

Pequeña catequesis de San Francisco de Sales a los papólatras.

En la Ley Antigua, el gran sacerdote no llevaba siempre el Pectoral, sino solamente cuando se revestía con los ornamentospontificios y entraba en la presencia del Señor (Ex 28,29-30)

De la misma manera, decimos que el Papa puede errar en sus opiniones como es el caso de Juan XXII,e incluso caer en la herejía, como, tal vez, ocurrió a Honorio.Cuando cae en herejía, ipso facto pierde su grado, y la Iglesia debe privarle, como dicen unos, o declararle privado de su sede
apostólica, y decir, como hizo San Pedro: Episcopatum eius accipiat alter (Hechos 1,20). Cuando se equivoca en su opinión particular hay que enseñarle, avisarle, convencerle —como se hizo en el caso de Juan XXII, del que se dijo que murió en el error— para que durante su vida no determinara nadasegún su opinión hasta que no se hiciera el examen oportuno, y en cuyo intervalo murió, según cuenta su sucesor en las Extravagantes . Por el contrario, cuando se encuentra revestido de sus ornamentos pontificios, es decir, cuando se dirigea toda la Iglesia como pastor en materia de fe y de costumbres,
entonces sólo hay en su palabra doctrina y verdad. De hecho,
no todo lo que dice un rey tiene la fuerza de la ley o del edicto,
sino solamente lo que el rey dice como tal rey; de la misma
manera, no todo lo que dice el Papa es derecho canónico ni
ley, sino que sería necesario que quisiera determinar y dar
leyes a sus -ovejas y que cumpliera el orden y la forma
requerida. Por eso decimos que hay que recurrir a él no como
a hombre docto, porque en eso, normalmente, sería superado
por otros hombres, sino como jefe y pastor general de la
Iglesia, y, como tal, honrar, obedecer y abrazar firmemente su
doctrina, porque entonces lleva sobre su pecho el «urim» y el
«tummim»: la doctrina y la verdad.
Tampoco hay que creer que siempre y en todas partes sea
infalible su juicio, sino solamente cuando se refiere a la fe y
a las acciones necesarias para toda la Iglesia; porque en los
casos particulares que dependen del factor humano, sin duda
puede equivocarse, si bien no deberíamos controlarle sino con respeto, sumisión y discreción. Los teólogos han dicho en pocas palabras que puede equivocarse in quaestionibus facti, non iuris; que se puede equivocar extra cathedram, fuera de la silla de Pedro, es decir, como doctor particular, pero no cuando está in cathedra, es decir, cuando quiere hacer una instrucción ydecreto para enseñar a toda la Iglesia, cuando quiere confirmar a sus hermanos como pastor supremo y quiere conducir los a los pastos de la fe; porque en estos casos no es el hombreel que determina, resuelve y define, sino que es el Espíritu Santo bendito quien por el hombre, según la promesa hecha por nuestro Señor a sus apóstoles (Jn 16,13), enseña toda la verdad a la Iglesia, o, como dice el griego y la Iglesia lo interpreta en una colecta de Pentecostés, conduce y lleva a su Iglesia en plena verdad: Cum autem venerit ille Spiritus veritatis, docebit vos omnen veritatem, o bien deducet vos in omnem veritatem . ¿Y de qué manera conduce el Espíritu Santo a la Iglesia si no es a través del ministerio y oficio de los predicadores y pastores? Pero, si los pastores tienen, a su vez, otros pastores, deben seguirle; de este manera, todos deben seguir al pastor supremo, por cuyo ministerio Dios quiere guiar no solamente a los corderos, sino también a lasovejas y a las madres de los corderos; es decir, no solamente a los pueblos, sino también a los pastores, al que sucede a San Pedro en el oficio de Pasce oves meas (Jn 12,17)

San Francisco de Sales.
"Meditaciones sobre la Iglesia", Parte II, Cap. 5 Artículo 15. 

NOTA: Si bien la cuestión de la Sede Vacante aún hoy en día divide a los católicos. La intención del post no es dogmatizar la opinión de un Santo Doctor como sucede en los circulos sedevacantistas con San Roberto Bellarmino (de quien San Francisco de Sales toma mucha de su doctrina en esta obra de apologetica contra los protestantes), solo se pretende reproducir el pensamiento sobre la cuestión del papa hereje la cual los católicos siempre han creido factible  y la opinión contraria falsa.




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